miércoles, 19 de noviembre de 2008

Día de la Prevención del abuso sexual Infantil

19 de noviembre Día Internacional de prevención del Abuso Infantil

Lucía Alberti

Hoy, 19 de noviembre, a fuerza de requerirlo e impulsado por WWASF desde hace unos cuantos años, comienza a considerarse con fuerza el Día Internacional contra El Abuso sexual Infantil al 19 de noviembre.

Nunca entendimos muy bien el por qué de la diferencia, dado que el 20 de noviembre se conmemora la Convención Internacional de los Derechos del Niño de Naciones Unidas, (Adoptada y abierta a la firma y ratificación por la Asamblea General en su resolución 44/25, del 20 de noviembre de 1989. Entrada en vigor: 2 de septiembre de 1990, de conformidad con el artículo 49 )

Pero a estas alturas carece de relevancia saber ese por qué. Todo lo que se haga, difunda, prevenga, desarrolle y promueva los derechos de la infancia y su protección, debe ser bien recibido.

Las múltiples presentaciones, incluso una nuestra en el Congreso de la Nación entre otras, para impulsar ese 19 de noviembre, por fin contribuyeron a darle formato legislativo. Diversas actividades durante más de un lustro dieron visibilidad al esfuerzo de combatir este flagelo deleznable, que azota hoy a nuestras comunidades.

Sin embargo, algo profundo y todavía invisible a los ojos y al entendimiento continúa apropiándose de los cuerpos de chicas y chicos, dentro de sus casas y fuera de ellas.
En esto siempre es bueno hacer el juego del interrogante. Por qué sucede? Qué razón hay para que aumente? Acaso no se habla de esto en los medios, en las escuelas, en las familias?

Es evidente que subyace un concepto de disvalor muy fuerte en torno de la infancia para que estas situaciones se produzcan y reproduzcan en cualquier lugar del planeta.
Los cambios acelerados en las conductas debido a los avances tecnológicos combinados con situaciones de pobreza intolerable, de desigualdades insalvables y de pérdida de lo valores, hacen que el reconocimiento de los derechos, sea cada vez más difícil de ser practicado. Aparece una fuerte contradicción, entre la promoción de miles y miles de páginas escritas y verbalizadas en defensa de los mismos y la realidad que nos golpea de modo cotidiano.

Nada es taxativo, en cuanto a encontrar puntuales indicios de lo que está sucediendo, frente a lo que pensamos y sentimos al respecto. Será la desesperación que provoca de la pobreza? Será el resultado de la extrema riqueza? Quizá una ruptura profunda del tejido social, como resultado de sistema neoconservador que nos ha llevado a la crisis actual? En realidad muchos son los interrogantes y pocas las respuestas.

En este ámbito cercano a la problemática, somos un buen número, los que pensamos que hay una nefasta relación de todas esas cosas, que conforman cócteles explosivos paras las comunidades nuestras que lo padecen. Más una falta real de políticas de estado comprometidas hasta las últimas consecuencias con la vida y los derechos de las/os más chicas/cos. Derechos que son siempre promovidos por la Declaración Universal de los Derechos del Niño, por la Convención Internacional de los Derechos del Niño, por el 19 de noviembre, por la Declaración de los Derechos Humanos de la cual se cumplen 60 años el 10 de diciembre. Por otros instrumentos de Naciones Unidas que involucran los derechos de la Infancia. Por el accionar de UNICEF, de UNFPA, del PNUD, de OIT, de la OMS, de ONUSIDA, de UNESCO al respecto. Sin Dejar de reconocer también, los enormes esfuerzos de miles de organizaciones de la sociedad y cátedras universitarias, trabajando con denuedo en el sentido de lo que estamos considerando.

El trabajo de fondo que deberemos realizar, no tengo dudas, es la revalorización de los derechos de las personas, que no va suelto sino muy anudado a un sinfín de realidades, que nos muestran en el día a día que hay mucho para hacer en ese terreno. Hambrunas, tsunamis, corrupción, enriquecimientos ilícitos, exceso de fortunas en pocas manos, escalada armamentista, droga y lo más complejo, baja operatividad en el accionar por parte de los efectores que deben hacerlo.

No está desligado el derecho de un niño o niña al de su entorno, al de su familia, al de la comunidad donde habita. Si recoge cartones, come desperdicios y es jefe de hogar, qué realidad estará viendo? Si tiene platos de lujo y una empleada que se ocupa de alimentarlo y velar por él como pueda, ante la ausencia prolongada de los progenitores, qué realidad estará viendo? Si quienes deben cuidarlo lo abusan y quienes deben velar para que esto no suceda, están entretenidos en desarrollar estrategias electorales, sean oposición u oficialismo. Siempre sucede igual. Qué realidad les espera?

Cuál será el panorama que tendrán esos niños y niñas? Los que no pueden usar los remedios que el gobierno les da gratis porque no hay dinero para viajar hasta el hospital. La escasez de trabajo para los adultos, la abundancia en la vía pública de ofertas laborales para menores de edad. Las penosas y cada vez mayores diferencias socioeconómicas, que van forjando sociedades duales. Pocos con privilegios y muchos para las tareas menores. Por exceso o por carencias, se van generando universos diferenciados, que también son propicios para el abuso de todo tipo, incluido el sexual. Se han roto barreras y hay que restaurar con rapidez porque el tiempo se lleva vidas.

Por eso, todas estas convocatorias, que aparecen en torno de estos problemas que acosan a la infancia, son siempre bienvenidas. Tal vez, solo falte aunar más esfuerzos para lograr mejores resultados y poner el alerta en acciones combinadas entre estado y sociedad. Se abren caminos para nuevos paradigmas y en esos caminos deben quedar atrás las maneras cerradas de actuar. El mundo está globalizado, las acciones deben forjarse en consecuencia.



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